Hace poco más de un mes que acabó el mundial de fútbol, ese con el que todo el mundo disfrutó: aficionados, jugadores, Manolo, bares, multinacionales… Y que fue redondo porque gano el mejor. Tampoco hace mucho tiempo de la frase esa tan bonita, dicha por algún iluminado de esos que predijo nuestra victoria en el mundial:
“Ahora el mundo entero pone los ojos en el continente olvidado. Ahora es el momento de África”
[Insertad aquí música épica, ya sabéis, esa que ponen todos los días en Cuatro]
No me digáis que no es bonito. Es una frase tan evocadora…. Te hace olvidar que son un montón de millonarios detrás de un balón. Hace que te imagines aviones repartiendo ayuda a los pobres niños de África; a
Epa. Arriba, que ya son las diez y tienes que almorzar.
Hace un mes que acabó el mundial. En África siguen muriendo niños a cada minuto, tíos acusados de crímenes contra la humanidad siguen siendo presidentes, se sigue luchando en guerras, ciertos gobiernos no controlan ni el 50% del territorio de su país, diamantes de sangre pululan por ahí, las mafias europeas siguen vendiendo armas… Hace un mes que el mundo volvió a poner sus ojos en su propio ombligo (la bolsa de Wall Street y la de cada país en particular) y se olvidó de lo que nunca vio.
Todos sabemos que el periodista que dijo esa frase no se refería a esto que estoy comentando, pero sienta como una verdadera patada en los cojones oír algo así, porque claramente te hace pensar en algo más que en un mundial de fútbol y ese algo más no es verdad. Hipócritas.
La última imagen pertenece a Alberto Montt, tío al que dedicaré una entrada próximamente.
Hay que vender la moto de que el fútbol es solidario y todas esas cosas para justificar todo lo que se monta a su alrededor. Seguro que alguno se siente mejor persona cantando aquello de "porque esto es África".
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